Los economistas Martín Redrado y Carlos Melconian cuestionaron ayer con dureza la estrategia del Gobierno para cerrar un acuerdo con los acreedores privados y la falta de un programa económico que permita trazar un camino para que el país pueda volver a crecer en forma sostenida y con la inflación a la baja.
En un seminario virtual sobre la deuda argentina organizado por el Centro para América latina del think tank The Atlantic Council, el ex presidente del Banco Central y el ex presidente del Nación, afirmaron que el equipo económico cedió unos U$S 15.000 millones desde la primera oferta y aún así no pudo lograr un consenso con los bonistas.
Los economistas coincidieron en que la Argentina no tiene margen para mejorar la última oferta presentada a los acreedores y apuntaron a la renegociación del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para mejorar la sustentabilidad de la deuda.
Ambos disertaron con la analista global de riesgo soberano de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, Lisa Schineller, quien también recomendó que el Gobierno tenga en cuenta el resto de la deuda que debe renegociar para tener su horizonte financiero más despejado luego de la pandemia.
Redrado, en tanto, señaló que no hay margen para mejorar la oferta económica y recomendó “mirar la negociación de la deuda como un todo, incluyendo la del FMI, que tiene un mayor espacio de negociación”.
Consultado sobre las negociaciones en curso con los acreedores, el ex titular del Banco Central recomendó “moverse más en la situación legal, en vez de poner más centavos”, y subrayó que el alivio que pide la Argentina en su última oferta es menor al piso de U$S 50.000 millones que el FMI sostuvo en su análisis de sustentabilidad.
El estilo
Melconian, por su parte, coincidió con Redrado en lo que respecta a que la Argentina no tiene margen para mejorar la última oferta. Ambos economistas, en su exposición, también manifestaron reparos sobre los tiempos y el estilo de la negociación.
“Los problemas monetarios e inflacionarios se mantendrán relevantes luego del acuerdo” con los acreedores, por lo que “necesitaremos discutir la deuda con el FMI, luego de que los costos de intereses hayan disminuido”, sostuvo Melconian. En este punto, el ex titular del Banco Nación consideró importante la relación con EEUU, país que tiene el mayor poder de voto en el directorio del FMI.
Redrado y Melconian señalaron que el Gobierno Nacional se debe enfocar en un “programa económico que permita asegurar una tasa de salida de los bonos argentinos”, que no supere el 10%, y que pueda ir regenerando la confianza en el país y el crecimiento.
Estanflación
Redrado explicó en la conferencia que la economía estuvo en estanflación en los últimos 10 años. “La financiación del gasto se basó en las reservas del Banco Central hasta 2015 y luego en la emisión de deuda, pero nada cambió en la economía. Por eso llegamos a esta negociación sin un programa comprensivo de equilibrio general a nivel macroeconómico, que llevara primero a una estabilización general de los precios y, en segundo lugar, a las reformas que necesita la Argentina para tener un crecimiento sostenible”.
En este sentido, explicó su posición. “Para lograr hacia el futuro un promedio de 3,5% de crecimiento económico anual y bajar la inflación a un dígito en 2025, se necesita aumentar la tasa de inversión del 14% al 21% y la tasa de exportaciones del 13% al 18%. Para ello, se necesita un programa global a nivel fiscal, monetario y que le brinde un horizonte que la economía ahora no tiene”.
Negociación desafiante
Por su lado, la jefa de estrategas de S&P subrayó que “la dinámica del proceso de negociación no es sorpresiva, por lo que ocurrió después las PASO a fines de agosto pasado; siempre son desafiantes estas negociaciones, entre los acreedores y entre ellos y el Gobierno. Es un ambiente complejo para discutir y el Covid exacerbó ese problema. Los planteos preliminares del Gobierno de hacer las cosas rápido eran demasiado ambiciosos”.
Melconian, a su vez, indicó que, frente a la pandemia, “en términos económicos, la respuesta del Gobierno fue poner un gran paquete de estímulo fiscal y monetario que permita una recuperación posterior a la pandemia”.
“Pero el problema económico viene de antes de la pandemia; ya estaba en emergencia. Y otro problema es que la Argentina no tiene un mercado de capital local porque la gente rechaza su propia moneda. Por lo tanto, la única fuente de financiamiento es la emisión monetaria, que equivale casi al 10% del PBI. Esto es más complicado que en otros países por la falta de una fuente de financiamiento local”. (Télam/Infobae)